sábado, 12 de mayo de 2007

El Maestro del Disfraz
"Prefacio"
Allí estaba solo aquella noche, congelado y con una bofetada en el rostro. El disfraz no había funcionado. No era la primera vez que esto le ocurría al Maestro del disfraz, otras mujeres lo habían rechazado en ocasiones anteriores, seguramente en ningún caso la decepción resultó comparable a esta última. Y es que el Maestro tenía plena confianza en que el disfraz seleccionado para la ocasión resultaría contundente, inapelable.
Todos conocíamos su arte para la seducción, su conocimiento del juego hasta en los más mínimos detalles, sabía que pieza mover en toda situación. No obstante saboreaba la derrota a menudo, por algún motivo inabordable para nuestra comprensión, algo no funcionaba. El desden padecido con la bella Ursula da cuenta de este misterioso fenómeno. En algún sombrío punto de la noche, el arte del disfraz se veía doblegado por las fauces de la retorcida conciencia femenina.
Pero regresemos a aquella fría noche de soledad y decepción, ya que no todo resultó oscuridad: deambulando por una angosta vereda de Choele Choel, un rayo de luz entumeció la variables siniestras, el Maestro advirtió una singular capacidad, podía sustituir 3 horas de sueño por 4 cafiaspirinas, tres horas de conciencia encaradora que darían incontable rédito, tres horas de descontrol sexual total. Entonces, ¿qué estaba esperando? Solo 4 cafiaspirinas y en lugar de calentar la cama solo, el Burdel “Las Vegas” temblaría toda la noche. Pero esto será motivo de otro encuentro…

Por "La gárgola jujenia" miembro de San Calígula

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